Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
El conocimiento del síndrome de la clase turista ha puesto a las empresas aéreas en el compromiso de informar sobre los factores ambientales en el avión capaces de producir alteraciones sobre la salud. De esta manera, todas las líneas aéreas disponen de textos informativos en las revistas de vuelo y hasta algunas de ellas han instalado » steppers » debajo de los asientos para estimular la realización de ejercicios de los miembros inferiores.
Todas estas medidas preventivas apenas alcanzan a disminuir la incidencia de algunos factores trombogénicos, pero pueden no ser suficientes en viajeros con factores de riesgo personales elevados.
Déjanos tus datos para una valoración gratuita sin compromiso
Medidas preventivas del Síndrome de clase turista
Otro factor de la cabina del avión que se ha mostrado responsable en algunos casos de trombosis venosa es la reducción de la presión barométrica y de la presión parcial de oxígeno , ya que durante el vuelo, estos valores de presión son los equivalentes a estar entre 1.500 y 2.500 metros sobre el nivel del mar.
Otro factor que parece verse involucrado en la génesis de TVP durante viajes prolongados en la clase turista, sería el uso de medicación tranquilizante o píldoras para dormir durante el vuelo, este tipo de sustancias deberían ser evitadas.
Cuando se trate de viajes prolongados en otros medios de locomoción, se deben aplicar las mismas medidas para prevenir el estancamiento de sangre venosa a nivel de las extremidades inferiores, siendo en estos casos más fácil realizar pequeños paseos por el pasillo del tren o realizar paradas regulares en autobús o viajes en automóvil.
¿Cómo se produce el síndrome de la clase turista?
La formación del coágulo a nivel del sistema venoso se ve favorecida por factores que pueden agruparse en tres pilares principales:
- Enlentecimiento de la circulación venosa ( estasis venoso)
- Lesiones de la pared venosa
- Estados de hipercoagulabilidad (la sangre tiende a coagularse más fácil y rápidamente que lo normal)
La existencia de uno de estos estados es suficiente por sí sola para provocar el cuadro de tromboembolismo, pero si se suman varios de ellos el riesgo se incrementa de manera exponencial.
Es fácil comprender que el hecho de permanecer varias horas sentado en un espacio reducido que no permite la correcta movilización de las piernas provoca en el viajero un enlentecimiento de la circulación venosa que puede favorecer la formación de un coágulo. Además existen otros factores propios del viaje aéreo que pueden participar, tales como:
- La baja concentración de humedad en la cabina del avión favorece la deshidratación.
- La disminución de la presión atmosférica y de la concentración de oxígeno por la altura ocasiona una disminución de la capacidad fibrinolítica de la sangre (o sea la capacidad de disolver pequeños coágulos)
A estos factores deben sumarse los propios del viajero, los cuales pueden ser conocidos (existencia de enfermedades predisponentes, ingesta de medicamentos, cirugías o traumatismos previos, etc.) o desconocidos tales como trastornos congénitos capaces de provocar hipercoagulabilidad de la sangre (trombofilia) o factores intrínsecos como la edad, sexo, grupo sanguíneo, etc.
Es importante destacar que cualquier viaje de más de cuatro horas en otros medios que no sean avión ( tren, autobús o coche ) en los cuales se permanezca inmovilizado por períodos prolongados de tiempo también podrían favorecer la formación de trombos en las venas de los miembros inferiores, siendo siempre el riesgo mayor en aquel grupo de personas con factores predisponentes.